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lunes, 21 de noviembre de 2011

Actualidades II - La unión H

Como prólogo a este relato, el autor quiere primero aclarar dos cosas (la primera y la segunda):

  1. Esta entrada surge de un trabajo realizado para la clase denominada Bases Psicosociales de la Conducta, y no estaba prevista.
  2. Aunque la serie Actualidades está basada en cosas que se suceden en un contexto real, esta entrada queda tristemente en el terreno de la ficción, aunque el autor de este blog confía en que las leyes su amado México pronto contemplen la unión civil entre homosexuales; también espera en que no suceda lo que a continuación se relata...
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El Gobierno Federal lo proclamó un día de sábado, para el domingo ya estaba aprobado en el cabildo neoleonés.

En unos meses la Unión H, como la llamaba el común de la gente, se hizo popular y cobró validez real.
Ana Cavazos y Victoria Ramírez fueron las primeras en todo el Estado Libre y Soberano de Nuevo León en contraer matrimonio civil, el mundo entero pensó que Apodaca abría su mente.

Todo iba bien para las esposas, si es que la guerra presidencial puede dejar lugar a la comodidad.
Cuando paseaban por Santa Lucía eran la sensación de las demás parejas homosexuales, quienes aún temían a lo que sucedería si ellos también siguieran su ejemplo.

Claro, la vida para una pareja recién casada no es fácil, nunca lo es, y menos si la pareja vive en un barrio netamente conservador; alguna vez, escudándose en una procesión religiosa, un delincuente arrojó una piedra a su casa, con la que hirió a Ana.
Otra vez, al automóvil de Victoria le rayonearon con clavos palabras como Puta, Engendro y Antinatural.
Y así sucedía cada hora, semana y mes, con rastros cada vez menos sutiles de odio.

Por razones que no vale la pena relatar (una de las más graves fue el incendio), terminaron en alguna colonia vieja de San Nicolás, sabían que si bien los ancianos juzgaban, al menos no podrían hacer mucho daño en su senil existencia.

Para cuando se aprobó la enmienda a la ley de la Unión H, el matrimonio había vivido dos años felizmente junto.
La felicidad aumentó al escuchar el fallo en Nuevo León: "Y queda acordado que, como complemento a la ley 354, o ley H, los derechos de las uniones civiles entre homosexuales incluirán el de la adopción..."

Desde aquél día, Ana y Victoria comenzaron a juntar el dinero suficiente para adecuar una habitación para la pequeña Roberta, nombre que habían decidido que tendría su futura hija.
Comenzando con la cocineta a la que quitaron los filos, siguiendo por el detector de humo y la rampa en la entrada para la carriola; la cuna y la decoración violácea, la ropa pequeña. Para cuando fueron a solicitar algún permiso, ellas ya tenían cubiertos los requisitos.

El día elegido fue un martes de octubre.
Se presentaron en el centro de adopción (Regio, lo llamaban) del que habían sacado información los meses anteriores.
En el escritorio estaba aquella señora que las veía con cara de asco, pero que estaba destinada a sólo hacerlas pasar con la Trabajadora Social.
La pequeña Roberta estaba en una delicada cuna, dormida, aquél día.

Faltando unos cuantos días para que se consumara la adopción, una fatal llamada perturbó a Ana.
Era la Trabajadora Social con malas noticias: los padres biológicos reclamaban a su hija de vuelta.
Tras una serie de peleas jurídicas, el juez falló a favor de los padres reales; ese día Victoria no dejó de llorar en el hombro de su esposa.

Cuando se presentaron al centro de adopción para recoger la papelería que les regresaría, las recibió la secretaria con una sonrisa burlona; la Trabajadora Social no estaba, así que ella les dio todos sus documentos, con todo y el sarcasmo.

"Gracias", susurró a medio sollozo Victoria a la secretaria.
"Eso pasa", contestó la vieja que más bien parecía espantapájaros, "sobre todo si son cosas como ustedes", sonrió.
Ana aguantó las ganas de golpearla y sacó como pudo a Victoria.

Tiempo después, unos días apenas, una nota sonaba en los periódicos.

"Monterrey, N.L.
 Cerca de las tres de la mañana fue detenida la familia López García, a quienes se investigaba por el presunto robo de un auto en la zona poniente de Monterrey. Al ser investigada su vivienda se dio con el cuerpo sin vida de una menor cercana a los dos años, al parecer hija del matrimonio, quien les había sido devuelta del centro de adopción Regio, en donde la habían dejado al cuidado del Estado. Al ser cuestionada Marlene García, madre de la menor y cómplice del asesinato, acerca del motivo de su acción, ella contestó que no querían a la niña, pero que la reclamaron como suya al enterarse que iba a ser adoptada por un matrimonio de lesbianas, esto lo lograron gracias a la ayuda de la secretaria del centro de adopción ya citado, quien es buscada por facilitar información confidencial [...]"
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Si les gustó, pásenlo a sus amigos, por favor, no a la discriminación. 

2 comentarios:

  1. Como dice usted "La diferencia entre un homofóbico y un homosexual son cuatro cervezas"

    Esto fue real o todo salio de tu mente tan revuelta?

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  2. Suele ser real,sólo hay que observarlos con detenimiento

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